miércoles, 8 de julio de 2009

Juanito en facebook

Se me ocurrió crear el sitio de “Juanito” como sátira ante los hechos de los que hemos sido testigos en los últimos días. El “triunfo” de este personaje en Iztapalapa nos demuestra el grado de degradación que estamos viviendo en nuestra política mexicana. Independientemente del perfil del delegado electo, este caso es un ejemplo de la estrategia, simulación, directrices y violaciones a la legalidad y una burla, porque se pretende que un representante electo por el pueblo dimita para favorecer otros intereses.

Hoy en día todos crean sitios virtuales por el motivo que sea. Entonces, ¿por qué no hacer un espacio para enfatizar los extremos de la sinrazón a la que estamos llegando? Que Juanito sea la estrella del momento representa un respiro ante la abusiva exposición de Peña Nieto, un descanso y un alivio, pues queda demostrado que el poder de los medios electrónicos crean “estrellas” con la misma facilidad con las que las destruyen.

El arribo de Juanito “al poder” también exhibe la falta de conciencia ciudadana, por lo que considero que no estaría nada mal que el mencionado personaje asuma su cargo y se quede los tres años, tal como lo señala la ley. Nadie lo podría quitar si él decide quedarse. Vaclav Havel tenía razón cuando señaló que los gobernantes son el reflejo del pueblo, pero también el pueblo es el reflejo de los gobernantes.

Mucho criticamos a la clase política, pero somos una ciudadanía que tampoco está a la altura de las circunstancias. Los políticos no vienen de otro planeta ni florecen en ningún árbol, salen del mismo conglomerado social en el que estamos todos. De las mismas ciudades, pueblos o colonias en las que vivimos. Más allá de los partidos, la materia prima es la misma.

Desafortunadamente muchos no han dado lectura adecuada a la creación de este espacio que promueve la permanencia de Juanito al frente de la delegación de Iztapalapa. Lo que sería lo mejor, pues como ciudadanos exigimos nuestros derechos, pero poco cumplimos con nuestras obligaciones. Esa mayoría no votó sólo a favor de Juanito, votó a favor de que la clase política viole la ley, de que un político elegido dimita; a favor de que un jefe de gobierno imponga a un delegado y de que los miembros de una asamblea legislativa actúen como empleados de un personaje que se dice victima de los mismos que lo crearon, los medios de comunicación. Es una evidencia de lo que vivimos: la simulación.