viernes, 13 de junio de 2008

Melancolía, misterio y muerte

Ruptura. Remedios Varo

Una fuerte explosión me despertó el domingo pasado. Mi susto fue tal que salté de la cama con tanta fuerza que me golpeé con la pared del otro extremo de la habitación. Escuché como cientos de cristales chocaban entre sí, caían y se deslizaban por el pozo de luz ubicado justo al centro del edificio en el que cada noche duermo.


Caminé rápidamente hacia la puerta y salí y bajé las escaleras hasta llegar a la calle. Nada, nadie. Sólo un silencio envolvía ese momento. Minutos después ascendieron unos vecinos y una voz femenina cuestionaba ¿Hay alguien ahí?, ¿Hay alguien? No hubo respuesta. En un par de minutos estábamos rodeados de ambulancias, bomberos y policías, ruido, luces y rumores.

¡Son las vecinas solteras!, ¡Las mayores!, ¡Las viejitas! dijo consternada una mujer. Se escuchaba que los policías forzaban la puerta, el fuego empezaba a devorar ese espacio y ni un susurro se percibía en su interior. Minutos después lograron abrir para encontrase a las dos damas ya sin vida. Una recostada en un mueble y la otra sentada con un libro entre sus manos. La imagen, dijeron, fue espeluznante. Habían muerto respirando ese fluido que tiende a expandirse indefinidamente y que se caracteriza por su pequeña densidad, como el aire.

A lo largo del día empezaron a correr los rumores. Fuga de gas, falla eléctrica o quizá escape voluntario. “Las señoritas”, como se referían a ellas eran reservadas, extrañas y sombrías. Nadie sabía mucho de ellas, a pesar de que llevaban años compartiendo paredes, bajo el mismo techo y bajo el mismo cielo. Simple ejemplo de una conducta urbana, citadina y a la que muchos llaman moderna.

La mayoría apuesta a que tomaron la decisión de interrumpir su vida. Aparentemente no tenían a nadie. Todavía ayer, jueves, trataban de localizar a un familiar. Todo apunta que terminaran en una fosa común. De ser cierta la teoría del suicidio ¿qué las habría llevado a tomar esa decisión? Después de darle tantas vueltas mientras intentaba ajustar mis ánimos y emociones para, finalmente, alcanzar el sueño me saltó un fragmento de un poema de mi admirada Rosario Castellanos, simplemente se aburrieron de “La jornada de la soltera”, ¿la recuerdas? Le robaré a la chiapaneca alguna porción de su pensamiento para que sepas a lo que me refiero:

“Da vergüenza estar sola. El día entero arde un rubor terrible en su mejilla (pero la otra mejilla esta eclipsada). La soltera se afana en quehacer de ceniza, en labores sin mérito y sin fruto; y a la hora en que los deudos se congregan alrededor del fuego, del relato, se escucha el alarido de una mujer que grita en un páramo inmenso en el que cada peña, cada tronco carcomidos de incendios, cada rama retorcida, es un juez, o es un testigo sin misericordia. De noche la soltera se tiende sobre el lecho de agonía. Brota su sudor de angustia a humedecer las sábanas y el vacío se puebla de diálogos y hombres inventados. Y la soltera aguarda, aguarda, aguarda… (…) y sonríe ante un amanecer sin nadie”.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

En ocasiones suenas tan salvajemente realista, tan incómodamente cercano, tan ácidamente familiar, que quienes habitamos esta ciudad fascinante, terrible y caótica no podemos sino identificarnos y ver nuestro agonizante reflejo en tus palabras.

Eres un gran escritor, una especie de poeta maldito pero del siglo XXI

Salvador

Anónimo dijo...

Definitivamente estoy de acuerdo con Salvador, sin embargo he de decir que leerte se me esta haciendo casi, casi un VICIO.

Ellas vivian arriba de ti??? terrorifica historia, te pasan cosas de telenovela.

besos!!!

Anónimo dijo...

Las señoritas -que no mencioné eran hermanas- vivían en el tercer piso, yo vivo en el primero. Si me asomo a mi ventana y levanto la cara puedo observar las ventanas con sus cristales rotos y los trozos de cortinas quemadas.

Julio

Anónimo dijo...

Como siempre es una delicia leerte, y la verdad es que cada dia escribres mejor.
Muchas felicidades, y por favor, sigue me resulta altamente gratificante y reconfortante el encontrar buenas plumas y mas si son amigos.
saludos
rgm

Anónimo dijo...

Yo creo q el estilo un poco periodístico como q cohibe un poco la potencia d los aspectos líricos dl relato... q creo resaltarían más con alguna pausa, algún silencio, menos velocidad al relato.

IGCH. Tarragona, España.