jueves, 10 de julio de 2008

“La escafandra y la mariposa”

¿Qué es más fuerte la prisión del cuerpo o el de la mente?

Ahora tengo la impresión que mi vida ha sido una serie de pequeños fracasos, las mujeres que no supe amar, no soporto miradas que no pude atrapar, los instantes de felicidad que dejé pasar. Sabía el resultado de la carrera pero era incapaz de apostar por el ganador. ¿Estaba ciego y sordo o sólo la cruda luz del desastre me hace ver mi verdadera naturaleza?


Es la pregunta del protagonista de la película francesa titulada originalmente “La escafandra y la mariposa”, y surge cuando ya es víctima del Síndrome del Cautiverio, una enfermedad tan rara que no tiene cura ni tratamiento específico, algo que a otro no le hubiese dado margen de maniobra pero que al protagonista no lo limita, en los hechos demostró que cuando se tiene imaginación y memoria se puede gozar de la libertad.


Una película dura pero sin caer en lloriqueos donde el protagonista no se pierde en la fatalidad, sino se “desenvuelve” pleno, "sano", con un peculiar sentido del humor y una enriquecedora vida interna que impone su condición. Difícil porque una persona con sus facultades mentales intactas pero que no puede mover ninguna parte del cuerpo, ni siquiera deglutir, hablar, emitir sonidos fonéticos, nada a excepción de su ojo izquierdo y parpadear. Así es como se atreve a tomar el riesgo de comunicarse y escribir un libro titulado precisamente “La escafandra y la mariposa”.

Algunos preguntaran que es la escafandra, es aquel traje antiguo de buzos, con casco redondo perfectamente cerrado y un cristal frente a la cara y orificios que permite el paso del aire a través de tubos, parecido a un traje de astronauta, ese tipo de trajes son extremadamente pesados, es muy extenuante andar con él, más aparte la presión del agua estando a una profundidad de 200 metros. Quienes alguna vez lo portaron coinciden en calificarlo en una especie de encierro, agobiante y que daba origen a la claustrofobia ante el temor de no poder comunicarte con nadie, sentirse desolado y en medio de la nada.


Buena parte de la película, dirigida por Julian Schnabel, es vista a través del ojo izquierdo del protagonista, Bauby, quien fuera el director de la revista Elle en París, por lo que algunos pueden experimentar cierto agobio, angustia o desesperación, al menos eso parece ser buscaba el director. En mi caso lo logró.

Aunque nunca llegué a tal extremo, tras un accidente pasé poco más de doce semanas en sillas de ruedas y efectivamente las horas se te hacen días, los días semanas y las semanas meses. Escuchas las voces que te quieren animar y solo piensa en el momento en que deben callar. A pesar de contar con la palabra, mis movimientos eran prácticamente nulos, vuelves a depender de los otros para ducharte, para hacer tus necesidades básicas, no era capaz ni de extender plenamente uno de los brazos para alcanzar un vaso de agua y justo ahí es cuando entiendes plenamente el significado de palabras dignidad y libertad.

La película titulada en nuestro país “El Llanto de la mariposa” es una pieza esplendida que no debes perderte, esta basada en una experiencia verdadera, en el libro escrito por el propio protagonista de los hechos y que con su postura nos demuestra el linde del cuerpo, pero también el poder y las posibilidades de la mente.

Jean-Dominique Bauby tenía 43 años, era redactor en jefe de la revista Elle , en París, y conservaba intactas sus facultades mentales

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente película, sin duda el director logra transmitir al espectador la sensación de agobio y desesperación del protagonista al ver parte de la película a travès de su ojo.
Un canto de positividad, de libertad. Tema difícil, el final como todos los de este tipo de películas, real y triste.
Dolores