viernes, 23 de mayo de 2008

Te quiero en pretérito (Carta 3)

Susana:

Cuando siento tu respiración cerca de mi quisiera arrojarte contra la pared y gritarte la repulsión que siento por tu cercanía. Cuando caminando me tomas de la mano quisiera soltarla de inmediato, perderme entre la gente y hacer que no te conozco. Cuando entre las sabanas tu mano se desliza bajo mi ombligo y me hago el dormido quisiera gritarte ¡basta!

Pero qué le voy a hacer, estuviste conmigo cuando la facultad estudiaba para el examen y juntos repetías las lecciones, cuando temerosos rompimos el tabú de la virginidad, para luego levitar juntos y atravesar el pasillo que nos conducía al altar, pero sobre todo estuviste a mi lado al escuchar el primer grito de nuestro pequeño Daniel.

Estuviste conmigo cuando mi imagen de jefe de familia era cuestionada ante la falta de ingresos y luego me enseñaste a dar mis “nuevos” primeros pasos tras ese estúpido accidente. Por eso, cuando siento ganas de alejarte de mi, viajo al pasado y recuerdo lo grande que eres como madre, como esposa y que fuiste como pareja. Definitivamente, te quiero en pretérito.

Como escribió Sabines: “después de todo –pero después de todo- sólo se trata de acostarnos juntos, se trata de la carne, de los cuerpos desnudos, lámpara de la muerte en el mundo”.

Si, te quiero en pretérito. Cuando puedo gritar tan fuerte como el silencio lo permite, abrazado de la almohada, sintiendo tan cerca como quieres, pienso y concluyó: sí, te quiero cuando se apaga la luz y viajo al pasado.

Con cariño

Tu esposo

No hay comentarios: