lunes, 19 de mayo de 2008

Si puedes tú con Dios hablar

Anoche tuve un sueño, más bien fue pesadilla. Soñé que era mujer. Desperté con una gran angustia y casi me asfixiaba por lo agitado de mi respiración. Comprobé lo que sospechaba: se deben tener muchos huevos para ser mujer.

¡Que duro es ser mujer! pensé al despertar de ese sueño. Era tres veces marginada. Era mujer, era indígena y era pobre. Mi padre me exigía limpiar temprano la casa, lavar rápido la ropa, ayudar a mi madre con la comida. Me gritaba que ya estaba para vestir santos pues en esa comunidad si a los 18 años no te has casado difícilmente lo harías. Me indicaba que me casará con quién fuera. Para ser una buena mujer debía tener muchos hijos, atenderlos diariamente, hacerles de comer, llevarlos a la escuela, cuidarlos y protegerlos, para que mi esposo no tuviera queja de mí. A parte a éste le debería ser fiel, generosa en los modos, gentil en los tratos y obediente en los hechos.

Me sentía mal ¿qué podía hacer? Era mi destino por ser mujer. Mi obligación era ser buena hija, buena esposa y buena madre. Pero ¿eso me llenaba? Era importante que los demás se sintieran bien, pero yo ¿qué hacía con todo lo que llevaba dentro?

¿Qué podía hacer? Me habían enseñado a ser obediente, sumisa y llevadera. De no ser así seguramente nunca lograría ser aceptada por los demás. Lo mismo hizo mi madre, seguro, lo harían también mis hijas y nietas.


Mi destino ya estaba marcado. La angustia me ahogaba. La resignación no llegaba. Sólo quería soñar, algo me decía más allá del río había otros lugares, suponía que había otras cosas. Quería escapar, irme lejos, tener alas y volar. Me negaba a admitir mi destino por “el simple” hecho de ser mujer.

La angustia me consumía, el corazón se agitaba y yo me negaba a continuar las reglas del juego…Afortunadamente desperté. Me senté en la cama, sudoroso y preocupado sólo alcance a exclamar: ¡Dios bendiga a las mujeres!

Inmediatamente me cuestioné ¿de donde sacarán tanta fuerza para enfrentarse a la vida? Y encontré la respuesta en aquel pensamiento inglés que dice: El hombre fue creado cuando la naturaleza se hallaba todavía en su aprendizaje; la mujer, en cambio, cuando la naturaleza era ya una hábil maestra en su arte.

1 comentario:

Geovanni dijo...

Hola, al menos te soñaste como una mujer que tenía duda de el por qué de ese destino que ella no había elegido, sin embargo, hay miles de mujeres que sin querer o sin cuestionarse aceptan ese destino que según muchos hombres y las mismas mujeres, les toco vivir...

Actualmente, muchos hogares son sostenidos económicamente por mujeres y los hijos o esposos desempleados o flojos, por decirlo menos, cuestionan a la mujer de todo lo que pueden, que si no han lavado la ropa, que si no han hecho tal o cual cosa, como si fuera poco salir a trabajar para darles de comer a los flojos y que ellos no hacen nada, porque son hombres, a poco no es el colmo???