lunes, 12 de mayo de 2008

DF, año 2030

Es el año 2030, desperté después de trece años de haber caído profundamente dormido, en este ausentismo que los que saben, llaman “coma”. Recuerdo que era el 2007 cuando tuve aquel accidente que desconectó de mi Distrito Federal, del mismo que por sus calles me llevaban esa tarde a querer atravesar Reforma, tuvo que detenerse ante la manifestación de maestros, los mismos que “enseñan" pero no aprenden. Aquella tarde no sólo detuvieron la ambulancia, sino también mi vida.

DF, año 2030. No sé si es porque aún no despierto del todo pero no logro entender lo que en los medios de comunicación se debate. Según percibo una mayoría partidista ya aprobó tiempo atrás la legalización de la pederastia y la zoofilia, “es una medida de avanzada, de vanguardia” leí había declarado un diputado que en el pasado había sido una importante modelo, de izquierda claro. El debate ahora es si se debe o no permitir “la interrupción” de la vida a partir de los 18 años, es decir, a quienes crean no lograran su proyecto de vida tendrían la posibilidad de “detener su ciclo de vida”.

No puedo creer que hayan pasado solo 23 años y ya se permitan tantos cosas en la capital del país, pero caro lo han pagado porque ni en el 2012 ni en el 2018 “la izquierda” logró ganar la Presidencia, ya que en el resto del país “las mayorías” no piensan igual. No acabo aún salir del asombro cuando leo que en la universidad de la Ciudad imparten licenciaturas tan extrañas como la de “Asistente sexual” con especialidad en menores de edad con indefiniciones en sus preferencias.

La enfermera, Beatriz, me explica que a finales del 2007 la mayoría en la asamblea había logrado dar un marco “legal y digno” a las empresarias del placer, muchas de las cuales ocupaban importantes espacios en la vida política y académica capitalina, parece que una encabeza el Instituto de la Mujer y otra es rectora en la Universidad Padierna Autónoma del DF (UPADF) . Al leer en el diario que un joven político había solicitado la disolución de sociedad de convivencia con “Penchi”, una hermosa perra de extraña raza, por “incompatibilidad de caracteres” me siento en dimensión desconocida, esto va más allá de mis neuronas, que a estas alturas preferirían permanecer dormidas.

Beatriz viste de negro –por aquello de ejercer su libertad- es una emo y sabe de mis emociones, de la tormenta interna y del tsunami de mi sangre, ella es sensible y lo percibe, me abraza y explica que han surgido otros partidos, que si la mega izquierda y la ultra derecha, me explica del gran desempleo generado por no haberse hecho reformas energéticas, laborales, ni fiscales, de cómo se fue terminando el petróleo y como algunos lideres sindicales fueron quemados en pleno zócalo. Me cuenta como un ex gobernador sonorense llegó a ser Presidente y el fracaso del sistema parlamentario en México. Trato de entender los cambios en tan poco tiempo, la distribución de la Ciudad por colonias de tribus urbanas, y la aceptación de recursos del narcotráfico para campañas políticas y para construcción de unidades habitacionales.

La enfermera me cuenta que los nietos de Slim han privatizado el centro histórico y se de debe pagar una cuota para acceder a esa zona, que cobran cover para entrar a catedral o para acceder a las zona comercial “Bejarano´s Ligas Shop”.

Ella explica que empezaron con el aborto, siguieron con la eutanasia, la legalización de la prostitución, la pederastia, la zoofilia y ahora están con la discusión de la interrupción voluntaria del ciclo de vida cuando se considera los proyectos de vida ya se perdieron. Creo que debí haberme quedado dormido más tiempo o de plano no despertar jamás… ¿habrá alguna ley que me permita regresar al pasado? No entiendo ¿Qué no escucharon a las minorías de las que hablan a nivel federal? ¿no realizaron foros ni hicieron grandes debates? ¿No hubo referéndum ni plebiscitos? Desperté abruptamente y me di cuenta que soñé que había soñado.

1 comentario:

Geovanni dijo...

Esta genial este texto, lo de la licenciatura es interesante, pensar a los grados de libertinaje a los que podemos llegar... Felicidades por despertar del sueño.
Geovanni