viernes, 9 de mayo de 2008

A los amigos que he perdido en el camino

Política y religión debe ser temas prohibidos entre dos personas que coinciden en muchos puntos menos en algunos que por lo polémico se deberáin evitar. Las posturas se polarizan, los ánimos escalan y los buenos recuerdos se borran. Si, debe haber una ley que prohíba abordar en lugares públicos y privados asuntos espinosos, argumentos encontrados y pensamientos opuestos entre quienes se quieren tanto.

Cuando escuchas hablar de cosas que no compartes puedes dar el avión o combatirlo sin tregua, pero
cuando te enfrentas con ideas con alguien con quien compartes tantos recuerdos de das cuenta que tal debate no aleja sino fortalece ¿Por qué?

Si en verdad conoces a tu interlocutor sabes que debes respetar su espacio, reconocer su derecho y tratar de explicar su decisión; porque es el ejercicio de su derecho a manifestarse, a disentir y refutar lo que muestra la libertad de la que disfrutamos y que nos pertenece por el simple derecho de existir. No compartes claro, pero respetas. Sin duda, de las cosas que nos distingue de los entes irracionales están la consideración y la deferencia.

A veces quisieras que tus amigos, hermanos, primos y compañeros de toda la vida pensaron igual que tú, estuvieran a tu lado, defendiendo la misma lucha, librando el mismo combate, compartiendo la misma disputa o participando en el mismo frente, para cobijar y ser cobijado, para proteger y ser protegido, para abrazar cuando se es derrotado, pero la realidad aplasta, la vida cingla, los golpes cimbran y los caminos se eligen.

Cada cual arma su propia personalidad y observa como se forma su amigo, hermano, primo o compañero, por eso es que tienes deferencia, por eso tienes consideración, por eso respetas. Negar su derecho a discrepar sería tanto como negar tu existencia misma y representaría borrar los gratos recuerdos coleccionados a lo largo de tu vida. Eso pasa, si pasa, hasta entre quienes se quieren tanto. Si pasa, hasta entre los amigos de siempre, algunos de los cuales se han quedado en el camino. Y la vida, la vida sigue.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siempre he admirado la forma en que puedes expresarte escribiendo.

Gracias por compartirlo conmigo.

Y por poderte llamar amigo.

Gabi.